Save Point & Death
B1 | Prólogo
***
—¡Nii-san! ¡¡Nii-san
esta…!!
—¡No podemos, señorita!
¡Tenemos que huir, rápido!
—¡Pero Nii-san…!!
—¡Señorita, deténgase!
¡Ya está muerto, y esa cosa nos matará si nos quedamos! ¡Guardias, tomen a la
señorita y sáquenla de aquí! ¡Rápido!
—¡No! ¡Suéltenme!
¡Nii-san…!
Bajo el sonido de la lluvia
fría que caía desde el grisáceo y oscuro cielo, podía oír los gritos dolorosos
y desgarradores de una joven a lo lejos. No comprendía que le había sucedido,
pero se dio cuenta de que la situación parecía ser caótica, los gritos de la
joven cada vez se iban alejando junto con una serie de pasos de varias personas
que se escapaban en medio de la tormenta.
No entiendo, ¿Qué sucedió?
Intento levantarse, pero
extrañamente era incapaz de reunir cualquier tipo de fuerza en su cuerpo. No
podía mover ninguna parte de su cuerpo. O, mejor dicho… No podía sentir ninguna
parte. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo sentir mi cuerpo? Se preguntó a sí mismo.
Lo único que podía sentir
era la sensación rasposa de su rostro tocando el suelo de tierra mojada y un
extraño ardor caliente que rodeaba su cuello. Ese calor ardiente parecía
dividir la sensación de su cabeza con toda la parte inferior de su cuerpo. ¿Qué
es eso?
El caliente ardor se volvió
más intenso.
Y una nueva sensación de ir
perdiendo calor fue naciendo en él.
Desde el fondo de su
garganta, un sabor metálico se elevó y entonces, empezó a toser violentamente.
Vomitando sangre caliente, al punto que la sangre fluía de su boca sin control
alguno.
Con su visión flagelante
entre la conciencia e inconsciencia, totalmente borrosa, podía ver como un
charco de sangre carmesí se expandía debajo de él por el suelo de tierra.
… ¿Todo esto es… mi
sangre?
Quiso comprobar el estado de
su cuerpo, pero por más que intento sentir sus miembros, no había caso. Fuera
del ardiente calor doloroso que rodeaba su cuello, no podía sentir ninguna
parte de su cuerpo. Y en un estado caótico y asustado, movió su mirada hacia el
costado.
… Eso es…
No muy lejos de donde se
encontraba podía ver un cuerpo sin vida tirado entre los arbustos.
En el lugar, no solo había
un único cuerpo, sino que el escenario era una masacre total. Había decenas de
personas vestidas con extraña ropa totalmente negra muertas por todos lados.
Desperdigadas por todas partes, con partes de cuerpos tirados de aquí a allá,
sin duda alguna, la escena era de terror. Pero lejos de centrarse en esas
personas de ropa negra muertas, este cuerpo que se encontraba bastante cerca de
él, no vestía la misma vestimenta rara, sino que vestía un simple traje
elegante con pantalones ligeros y unos zapatos de cuero.
Una vestimenta algo elegante
de noble.
Pero lo extraño no era como
vestía, sino que ese cuerpo le era muy familiar.
Y cuando las nubes en el
cielo se movieron, la luz de la luna ilumino la escena haciendo que el cuerpo
sin vida que hasta ahora no podía identificar debido a la oscuridad, fuese
visible.
… ¿Eh?
Es entonces cuando lo vio.
… Acaso…
Debajo del cuerpo la sangre
había formado un increíble charco carmesí el cual fluía desde la zona del
cuello vacío del cuerpo. Así es, al cuerpo le faltaba la cabeza.
Y a él ahora mismo le
faltaba…
… Ah… ya veo.
El último rastro de calor
que podía sentir poco a poco se iba vaciando con la sangre sin control que
salía de su cuerpo, y entonces con sus pálidos labios que ya casi no podía
sentir debido al frío que empezaba a envolverlo, murmullo.
… Ese es mi cuerpo,
¿cierto?
El sonido de la madera
grujir se escuchó.
No muy lejos de los cuerpos
despedazados que se encontraban en la escena, se podía ver una gigantesca bola
de fuego que envolvía lo que parecía ser un carruaje volcado en medio del
camino y que, pese a la lluvia, se resistía a apagarse.
Justo en los momentos
finales, cuando sus parpados se iban cerrando.
Pudo oler un extraño olor
picante y extraño que había en el aire.
Y entre las sombras
proyectadas por el fuego flameante, vio una extraña sombra sin forma definitiva
que se arrastraba entre los árboles. La extraña sombra parecía desprender un
extraño grujido no humano, y una serie de siluetas similares a látigos vivos se
veían bailar entre las sombras.
… ¿Qué es… eso?
Fue lo último que Hermes
Cornelius dijo al momento de cerrar sus ojos y morir.
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