Capítulo 2


El gigante purpura regresó a la habitacion del portal, Nate se sentó mientras lo hacía, antes de ponerse de pie con cuidado. Todavia le dolian los brazos por el aterrizaje, y todavia se sentia seco por la sobrecarga de densidad de maná o como la criatura lo hubiera llamado. Sin embargo, a traves del dolor, Nate podia sentir que su tiempo aquí en esta sala de portales de algun dios purpura en otro multiverso, estaba llegando a su fin. Incluso decirlo en su mente sonaba loco, pero habia pasado por tanto dolor que sabia que no estaba soñando. Asi que llego el momento de recomponerse porque no tenia ni idea de lo que vendria despues y sentir lastima de si mismo o enloquecer podria, en un sentido muy real, hacer que lo mataran.

Nate miró el gigante purpura cuando se paró frente a él. La criatura esperó un momento, como si tomara la medida de Nate antes de extender una mano, con un anillo de plata en la palma de la mano. Estaba claro que estaba destinado a los dedos de la criatura y Nate penso que probablemente podria meter tres dedos en el agujero del anillo.

“Todo está dentro de este anillo. Eres de un Reino Muerto, asi que te lo explicaré. Se trata de un almacenamiento espacial. Tendras que inyectarle maná para acceder a él. Esto le permitirá a tu mente ver lo que hay dentro. Basta con centrarse en lo que se quiere retirar para extraerlo. Lo mismo ocurre con poner cosas dentro de este dispositivo de almacenamiento. Primero debes inyectar maná, luego tocar lo que deseas almacenar. ¿lo entiendes?”, preguntó la criatura, ofreciendole el anillo de plata a Nate.

“¿Inyectar maná? ¿Cómo lo haría? No tengo maná”, cuestiono Nate, con un tono inseguro.

La risa estruendosa que provocó el gigante purpura hizo que Nate rapidamente diera un paso atrás. La criatura tardo un momento en calmarse y, sin dejar de reirse, respondio: “Ya no estas en un reino muerto, mortal. Todo tiene maná aquí. Todo. Ya tendreis algunos, desde vuestra exposicion inicial a la densidad de maná de mi centro de investigacion. Estoy seguro de que lo descurbriras. La mayoria de los mortales lo hacen, incluso si su reserva de maná es tan patetico que la hace casi inutil. Todavia sera suficiente para eso.”



Bansky tenia razon. Ese fue el primer pensameinto de Nate cuando saltó la valla hacia las vias del tren. No era la primera vez que lo hacia. Pero era la primera vez que casi caia en un monton de mierda. Entonces, Bansky tenia razon, los vagabundos realmente hacian mierda en todas partes. Alejandose con cuidado de la pila de excrementos con la esperanza de que estuviera fria, Nate se ajusto la sudadera con capucha negra y respiro hondo, suspirando felizmente. Olia, por supuesto, pero se sentia como una rebelion asolescente, como un momento de libertad.

Los ruidos de la ciudad de fondo solo servian para resalttar la separacion que ahora sentia estando en un lugar en el que se suponia que no debia estar. Le hizo sonreir. Nate empezó a caminar con cuidado por las vias, ahora mas atento. No para otras personas, aunque tal vez deberia haberlo sido. Simplemente no queria pisar algo asqueroso o torcerse el tobillo. Tratar de arrastrarse por encima de la valla con un tobilo torcido seria una leccio de dolor y frustracion. Uno que ya habia aprendido en una incursion anterior y otro que no estaba dispuesto a volver a visitar. Digan lo que digan de Nate, trató de aprender de sus errores.


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