Episorio 1: Prólogo


Mi nombre es William Melton y desde siempre he sentido una ferviente admiración por los superhéroes.

No sé exactamente cuando comenzó ni cual fue el detonante, pero siempre he mirado a los supers con ojos brillantes de emoción. Desde aquellos días en mi infancia cuando mi madre me arropaba y luego se sentaba a mi lado para leerme esos increíbles comics de superhéroes, hasta los últimos días de escuela primaria cuando por primera vez trepe un árbol de 10 metros para salvar a un pequeño gatito que se había asustado y no podía bajar solo.

Siempre, he admirado a los héroes y he soñado con ser uno de ellos.

Mi anhelo por intentar imitar a los grandes superhéroes que veía en las noticias me llevo a pasar por situaciones tontas y cómicas como por ejemplo, ponerme un viejo mantel al cuello y utilizarlo como capa mientras corría por el vecindario, o fingir derrotar a los viejos abuelos que jugaban y me seguían la corriente imitando malvadas risas de villanos.

Si bien mis tontas e ingenuas acciones provocaban risas de las jóvenes amas de casa del vecindario y miradas curiosas del resto de niños. También hubieron situaciones peligrosas que llevaron a duras reprimendas y sermones por parte de mi madre.

Pero por mas sermones que recibiera, por mas regaños que me llevara, mi anhelo por ser un super jamás se fue.

Es así como llegue a cumplir mis 12 años de edad y descubrí para mi asombro, que todos aquellos superhéroes que veía en las noticias, en anuncios, en películas y series, todos ellos venían de un mismo lugar.

¡La gran academia de superhéroes!

¡Woaaaa!

Alce mi voz de asombro por toda la calle cuando observe el enorme edificio.

Mi madre un día, cansada de mi constante insistencia, me llevo a visitar la academia de superhéroes.

Mi mirada se alzaba hacia arriba mientras veía el enorme, pero a la vez, reluciente y magnifico edificio de enormes ventanas de cristal que reflectaban el reflejo del sol brillante.

Esto es… esto es… ¡esto es increíble! ¡Woaa!

¡El edifico de los superhéroes parece brillar!

**

Lamentablemente, mi edad aun era muy temprana para aspirar a ser un super.

Los exámenes para ingresar a la academia de superhéroes se hacían a la edad de 15 años.

Me frustre mientras rasque mi cuero cabello al pensar que aun tendría que esperar otros 3 años para poder inscribirme.

Mi madre me soltó una reprimenda al ver como arruine mi peinado y lo deje como una escoba despeinada.


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