Prólogo


Jadeo. Jadeo. Jadeo.

El eco de mi pesada y agitada respiración resonaba en la oscura habitación. La adrenalina y el miedo aun inundaba cada vibra de mi cuerpo, al mismo tiempo que mis puños temblaban y mi mirada paralizada no podía apartarse de la escena que tenia delante de mí.

En el suelo, bajo un charco de sangre estaba un enorme murciélago monstruo que se salía de toda lógica y sentido común que podía pensar.

La enorme criatura, del tamaño medio de un humano, con sus garras afiladas y sus enormes alas plegadas, estaba muerta con la punta partida y afilada de un palo de escoba atravesado en el centro de su pecho. El rastro de sangre denotaba los últimos esfuerzos que había hecho la criatura al arrastrarse en su intento por sobrevivir.

Mi cuerpo estaba paralizado.

El sudor frio corría por mi espalda.

Mire mis manos cubiertas de sangre fresca, y no pude evitar que un escalofrió aterrador subiera por mi cuerpo.

Yo lo hice.

Logre matar a esa cosa.

Logre sobrevivir.

Pero…

Ese no era el problema, no era la causa central del miedo que comenzaba a surgir en mi mente.

Desde un principio… la existencia de este monstruo murciélago no tenia sentido alguno.

Ese monstruo no debería de existir.

El miedo y la sensación de pánico comenzaba a inundarme.

Hace minutos estaba en la escuela, pero ahora… la única pregunta que podía soltar fue:

“¿Dónde diablos estoy?”


Comentarios

Entradas más populares de este blog