Capítulo 01

{—Sin título—}


A las afueras de la región comercial de la Ciudad de Valencia, existe un cierto lugar al cual ningún padre querría que sus hijos o nietos se acercasen. Es un lugar que se ha llevado el destino de desenas de niños brillantes e inteligentes, en especial, esto era aun mayor entre las clases nobles de la ciudad.

No son pocas las familias nobles y con trasfondo que detestan y aborrecen este cierto lugar, apodándolo y catalogándolo como una madruguera de pecadores. Una madriguera en donde se juntan todos los males de la ciudad.

Muchos han intentado causar o destruir este lugar, pero lamentablemente son varias las personas poderosas y con trasfondo que resguardan este lugar ya que le genera altas ganancias a diario. Y aparte de ello, por injusto que sea el lugar esta respaldado por las leyes del reinado al cumplir varios estándares mínimos. Así que el lugar ha perdurado allí, arruinando las vidas de decenas de niños nobles que en sus peores momentos ya sea por idiotez o por simplemente buscar emociones fuertes, han llegado a las puertas de este lugar sin saber en que se estaban metiendo.

… Así es. 

Estamos hablando de la Tienda de los Hermanos Brugg.

Una tienda de bebidas alcohólicas, bailes, prostitución y obviamente, como no podría faltar-

También de drogas.

—¡Vamos, vamos, hermano Ed! ¡Mira esto! ¡Mira lo que he conseguido jajaja!

Un adolescente de cabello rubio despeinado que vestía una elegante ropa fina y que claramente provenía de alguna clase alta, se acercó hacia otro joven que se tambaleaba mientras caminaba por la ruidosa tienda. 

La tienda de los Hermanos Brugg siempre tiene música puesta, ya sea de con prostitutas bailando en la pasarela o sin ellas. De igual manera, la música era frustrante y retumbaba en los oídos. No eran pocos los que de tanto ruido en el lugar más el alcohol, terminaban mareados y vomitaban en el baño. 

Acompañando a los fuertes ruidos, se encontraba el asqueroso olor a flores fragantes e intoxicantes que inundaba el lugar.

—¿Ah? ¿Quién es…? —el joven que caminaba con pasos tambaleantes, alzo su rostro adormecido mientras por momentos su mente no reconoce el rostro del adolescente rubio enfrente. Pero luego de unos segundos, logro identificarlo como su amigo.

—¿David? Eres David, ¿cierto? 

—¡Si, hermano mayor! ¡Vinimos aquí juntos!

—¿Vinimos? 

El joven rubio no supo que decir y con una sonrisa algo torcida, se rasco el cabello. El joven delante se llamaba Edward Carmosa, era un noble al igual que él y un viejo amigo. Ambos habían llegado hoy por la mañana en la tienda a disfrutar nuevamente y gastar el dinero que habían conseguido.

Esta no era la primera vez que venían a este lugar, ya que varias veces habían venido.

Pero hoy, su viejo amigo y hermano Ed, se había drogado tanto que casi no podía caminar. Se tambaleaba y tropezaba por todos lados, así que el joven rubio ayudo a su hermano a sentarse en uno de los sillones cercanos mientras veían a lo lejos, las pasarelas en donde varias mujeres prostitutas desnudas se adelantaban y empezaban a bailar mientras los varones en el lugar gritaban excitados y bebían hasta desmayarse.

El lugar sin duda estaba lleno de emoción y locura, no era un lugar al que alguien decente viniese. Todos los hombres que estaban aquí claramente no eran ideales, sino que estaban llenos de adicciones, alcohol, y perversión por las prostitutas.

La capacidad de esta tienda para corromper y arruinar a los jóvenes era el motivo por el cual este lugar se ganó el apodo de…

“La madriguera de la decadencia”

O al menos, así se llama a este lugar.

—David… ¿Qué hora es? ¿Ya volvimos?

—Ya es de noche, hermano Ed. Y no, aun estamos en la madriguera. —respondió el chico rubio con sonrisa irónica. Podía ver el rostro de su hermano que parecía vagar entre la realidad y las drogas que pulsaban en su sangre. Su hermano no estaba muy presente se podría decir, cuando su hermano hablaba sus palabras parecían torcerse, pronunciarse mal y a veces delirar; todo claro, producto de los narcóticos.

… El hermano no podrá continuar ni volver a casa solo, tendré que pedir a alguien para que lo lleve de regreso. Pensó el joven rubio mientras frunció un poco el ceño ante la molestia de tener que hacerse cargo de otros. Aunque claro, él también había bebido de más y también se sentía mareado y fuera de sí, quizás él también necesitaría que alguien lo lleve de regreso, pero rápidamente se negó.

¿Ah? ¡Yo puedo volver solo, bastardo! ¡No necesito de nadie para volver a mi casa!

“Jajaja, ¡Voy a volver solo, así que puedo beberme otra cerveza más con el dinero del carro!” Clamó el joven mientras pidió una cerveza más y empezó a vaciarlo en su garganta. Estaba claro que ni él ni Ed estaban del todo bien para volver solos.

—¡Oia, oia, pero si no son Fox y Ed!

Repentinamente mientras el rubio bebía, un grupo de jóvenes nobles que él conocía se acercaron.

—Pero mira esto, si no son nada mas ni menso que los hermanos Brugg. Pensé que ustedes nunca aparecerían aquí en su propia tienda ya que las veces que vine nunca los vi por aquí. —comentó el chico rubio mientras saludo a los recién llegados. Las veces que había venido a beber con su amigo Ed a la Madriguera, nunca se había encontrado con los hermanos Brugg que eran dueños de la tienda. Si los había visto en fiestas y reuniones de la clase nobles, pero en el ruidoso bar jamás se los había encontrado, por lo que fue toda una sorpresa verlos aquí.

—Nos alagas, Fox. Normalmente no nos pasamos por aquí ya que, aunque sea nuestro emprendimiento, no solemos estar acostumbrado a tanto festejos y exhibiciones. —respondió una de los hermanos Brugg mientras señalo con la mirada a la pasarela en donde las prostitutas desnudas bailaban, y en donde los jóvenes se amontonaban y hacían ruido mientras alzaban las manos.

Bueno, ciertamente no parece alguien que se suela encontrar en un lugar así. 

El joven rubio asintió, ya que él también pensaba que alguien con una apariencia tan refinada y bien vestida como los hermanos Brugg no se combina con este entorno tan ruidoso y vulgar. Incluso viéndolo ahora mismo, los hermanos Brugg que vestían uniformes bien pulidos y unos cortes de cabello ordenado capa por capa, resaltaban bastante fuerte debido a no combinar con el lugar.

Igualmente, los hermanos Brugg se sentaron al lado del rubio y Ed, iniciando una charla de amigos mientras veían el escenario. Todo parecía normal, sin nada raro ni extraño hasta que repentinamente uno de los hermanos Brugg dijo.

—Veras Fox, nos acaba de llegar un nuevo producto. 

Y entonces, desde su bolsillo saco un pequeño frasco que contenía un líquido azul purpúresente que parecía desprender un poco de brillo.

—¿Esto es…?

Los hermanos Brugg sonrieron y dijeron.

—Es una nueva droga traída en secreto desde la Real Capital del reino. Es quizás la droga más potente que jamás veras, es una reliquia este líquido. No hay otra igual.

Escuchando la información de la nueva droga, el joven rubio se sorprendió.

—¿P-Pero porque me lo dices, hermano Brugg?

—Pues veras… —los hermanos Brugg intercambiaron miradas como si dudasen por unos segundos hasta que asintieron y continuaron.

—Teníamos pensado ofertar esta nueva droga hoy mismo, pero viéndote aquí pensamos en regalártela como un regalo de parte nuestra. Ya que no encontraras otra de estas probablemente en un largo tiempo, incluso en la Real Capital es difícil de conseguir.

—¿Me la están regalando…? —el joven rubio parecía algo sorprendido y feliz, pero a la vez, dudoso se aceptarlo. Al igual que Ed, él tampoco estaba a salvo de las drogas. Ya varias veces que había visitado la tienda había terminado drogado y tuvo que ser enviado a casa, por lo que no era un santo. Aunque claro, siempre procuro intentar mantenerse en el lado del inofensivo alcohol, aunque varias veces fue inducido por las drogas que se le ofrecía en la tienda.

¿Debería aceptarlo? Se pregunto el joven rubio a si mismo mientras mirada con duda al liquido azul purpurecente en el pequeño frasco. Luego de reflexionarlo con la poca lucidez que todavía le quedaba, finalmente negó con la cabeza y estaba a punto de rechazarlo cuando una mano apareció desde el costado y tomo el frasco.

—Si no lo quieres, Fox. Entonces jaja, entonces me lo quedo yo.

—¿¡Hermano Ed, has despertado!?

Quien tomo el frasco era Ed que había despertado.

Ed no se contuvo, destapo el frasco y luego, se lo bebió por completo. Vaciando completamente el frasco del líquido azul.

—…

Los hermanos Brugg no detuvieron a Ed, y permanecieron mirándolo en silencio. Mientras que el joven rubio se acercó con una mirada preocupara.

—¿Estas bien, hermano Ed? ¿no te sientes mal?

—Hmm…. Pues, eso es lo raro, no siento nada. —Digo Ed mientras inclinaba la cabeza y miraba el frasco vacío.

—Bha… esto es una porquería---

Ed no pudo terminar de maldecir esta nueva droga, ya que repentinamente su amigo rubio y los hermanos Brugg que tenía adelante parecían girar en un semicírculo y distorsionarse. Pero no era solo ellos, sino que todo el lugar se distorsionaba y cambiaba a colores brillantes.

… ¿Ah?

No paso más de un segundo, cuando la droga parecía hacer efecto.

Pero quizás a causa de que era demasiado fuerte, las piernas de Ed se debilitaron y cayo desmayado en el suelo, con su saliva derramándose desde su boca entreabierta, mientras sus ojos estaban perdidos y no podía ver nada más allá que colores fuertes y vividos.

Al final, lo ultimo que escucho fue el grito de su amigo rubio y los pasos apresurados en busca de ayuda de los hermanos Brugg…

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