La rutina diaria de Rupert consistía en enseñar en la academia, pasar un rato jugando con Aida, a la que le habían crecido cuernos, cuando llegaba a casa, y luego dirigirse al taller para informar sobre el trabajo relacionado con la animación.

Después de terminar, llegó el momento de pasar al tercer piso para revisar el manuscrito en el que el Santo y Sena estaban trabajando.

Honestamente, no solo fue agradable desde la perspectiva del lector al mirar sus dos obras.

Fue todo un reto dar consejos cuidadosos para mejorar la calidad del cómic mientras se enfocaba y analizaba tanto como fuera posible.

Maldita sea.

Ambas obras tenían muchos elementos increíblemente interesantes. Si se obligaba a categorizar el género, tenía la forma de cómics de ciencia ficción y romance.

Habiendo disfrutado de la civilización moderna, a Rupert le resultó fácil entender ambas piezas, pero tuvo que recordar que para los lectores de otro mundo, esos géneros eran muy desconocidos.

El trabajo de Sena era fácil de entender, pero dado que los cómics no solo tenían lectoras mujeres, era necesaria la tarea de ampliar la demografía de lectores.

Dado que era solo el comienzo de la era del manga, fue una decepción natural.

La razón por la que los cómics modernos podían abarcar géneros diversos y de nicho era que los profetas construyeron una enorme valla y llevaron a innumerables lectores al mundo de los cómics.

Por lo tanto, Rupert y sus camaradas tenían la responsabilidad de liderar la popularización de los cómics como otros escritores en la Tierra.

Si tomó la decisión equivocada y el género del cómic cayó en un mal camino, no había nada más terrible que eso.

"Buen trabajo, ahora entra y descansa".

A pesar de que el Santo y Sena querían arreglar las partes que Rupert señaló de inmediato, los hizo dejar el trabajo a la fuerza, ya que había tenido la experiencia de colapsar por un esfuerzo excesivo.

Solo después de cuidar sus obras, Ruperto pudo preparar las suyas propias.

Este semestre va a ser apretado hasta el final.