─BOOM─ Un estruendo arrancó a Andrew del sueño como una bofetada en la cara. Su cuerpo se sacudió, rebotando contra la madera cruda de lo que parecía… ¿un piso? ¿una pared? No sabia. El mundo giraba mientras su estómago se revolvió. El aire olía a polvo y a sudor. Alguien gritaba, otros se abalanzaban y otros simplemente se revolcaban en el caos. Andrew giro y cayo, intento abrir los ojos, pero lo primero que hizo fue tragar arena. ─Coof! ¡Coff…!─ tosió como un condenado, escupiendo granos secos de entre los dientes. ¿Qué mier…? Todo su cuerpo dolía. Se sentía golpeado y agotado, como si hubiera pasado por una licuadora. Trato de incorporarse, pero otra sacudida lo tiro al suelo. Pasos apresurados cruzaron a su costado. Fue entonces cuando lo noto, la madera astillada bajo una de sus manos, las rejas dobladas, los gritos desesperados de la gente a su alrededor. ¿Dónde… estoy? “¡Abran paso, corran!” alguien empujo, pisoteando y grito con clara desesperación. Andr...
Entradas
Mostrando las entradas de junio, 2025
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Capítulo 1: Prólogo “La vida es terriblemente injusta…” Ese pensamiento cruzó la mente de Liu Leng mientras permanecía sentado junto a la cama, bajo la tenue luz de una vela que apenas lograba vencer la penumbra del cuarto. Su mirada, cargada de tristeza y ternura, estaba fija en el rostro dormido de una mujer que yacía envuelta en sábanas pálidas, ajena al mundo que lentamente la abandonaba. La mujer era Liu Lixue. Su madre. Una belleza serena de rostro fino y cuerpo delicado, que aún en su fragilidad conservaba una gracia casi etérea. Aunque rondaba los treinta y tantos años, su piel seguía siendo blanca como el jade y tan suave como la seda. Las líneas de su figura mantenían la elegancia que una vez desató suspiros, y sus labios, ahora resecos, aún conservaban un rastro de aquella sonrisa maternal que lo había protegido del mundo durante toda su vida. Pero los dioses, en su crueldad caprichosa, parecían no tolerar semejante perfección. Desde que dio a luz, su madre fue c...
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
Jadeo… jadeo… El aire entra y sale de mis pulmones como cuchillas calientes. Hoy debía ser un día como cualquier otro. Una rutina sin sorpresas. Un lunes más en la cadena interminable de días grises. Pero todo eso quedó atrás. Porque ahora… ¡Estoy corriendo por mi maldita vida! Mi pecho se agita como si fuera a explotar. El corazón golpea contra mis costillas con la fuerza de un tambor de guerra. Yo, un simple nerd de segundo año de preparatoria, sin fuerza, sin habilidades, sin esperanza… Estoy huyendo. Corriendo desesperadamente, con los pies hundiéndose en la arena ardiente de un desierto que no reconozco. Cada paso se siente como si arrastrara bloques de concreto atados a mis tobillos. El sudor me arde en los ojos y empapa mi ropa, pegándola como una segunda piel sucia y caliente. El jadeo de mi respiración se mezcla con el sonido hueco de mis pisadas. Me duele todo. Las piernas, los brazos, el pecho… Los músculos se contraen, suplicando que me detenga. Pero si me detengo… ¡Muero! ...
- Obtener vínculo
- X
- Correo electrónico
- Otras apps
— BOOM — Un estruendo me arrancó del sueño como una bofetada en la cara. Mi cuerpo se sacudió, rebotando contra la madera cruda de lo que parecía… ¿un piso? ¿una pared? El mundo giraba. El aire olía a polvo y a sudor. Alguien gritaba. Intenté abrir los ojos, pero lo primero que hice fue tragar arena. —¡Coff! ¡Coff…! —tosí como un condenado, escupiendo granos secos de entre los dientes—. ¿Qué mier…? Todo mi cuerpo dolía. Me sentía golpeado, como si hubiera pasado por una licuadora. Traté de incorporarme, pero otra sacudida me tiró al suelo. Fue entonces que lo noté: la madera astillada bajo mis manos, las rejas dobladas, los gritos desesperados de la gente a mi alrededor. ¿Dónde… estoy? —¡Abran paso, corran! —alguien empujó, pisoteó, gritó. Fui arrastrado como un trapo por una marea de cuerpos. No entendía nada. Gritos, llantos, pasos, madera crujiendo. Una explosión a lo lejos. ¿Una pelea? ¿Una guerra? Cuando al fin logré salir de debajo de la multitud, el sol me cegó. Levanté una...